Tiempo ha que no disfrutaba tantísimo con nada. Con nada. Y he disfrutado de muchas cosas buenas. Pero esta película, adalid del género, con una ejecución perfecta y tanta sangre que en mi vida habría imaginado. Y yo fui producción en un corto con muertos sangre pies y manos y trozos de animales de verdad que me costó un triunfo comprarlos. Yo, sí, en la planta de arriba del mercado de Tetuán, en mi Madrid, todo casquería y "ponme un poco más de intestinos y algún hígado sí, y ¿oye, esos cráneos de la basura? Pues mételos en la bolsa que me vienen bien!". Y luego decís que porqué soy vegetariana. El caso es que me gusta un buen baño de sangre adecuado y necesario. Y esta tercera película de Peter Jackson (sí, el de El señor de los anillos y King Kong, sí, el mismo que viste y calza) tiene toda la sangría necesaria. No sobra ni un gramito. Ni falta. Los zombis, que son zombis, cosa que dudé durante un minuto pero no, porque mueren (dato preciso y necesario...
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